La liberalización de las exportaciones marroquíes de aceite de oliva, uno de los aspectos contemplados en el Acuerdo Agrícola con la Unión Europea ratificado por el Parlamento Europeo el pasado jueves, ha activado todas las alarmas entre los olivareros andaluces, que temen perder cuota de mercado por la competencia del país vecino.
El acuerdo establece que la UE elimina los derechos de aduana del aceite de oliva procedente de Marruecos, establecidos hasta ahora en el entorno de 1,25 euros por kilo, y limita a 2.000 toneladas las exportaciones de aceite sin aranceles de la UE a Marruecos. Las cooperativas agrupadas en Faeca califican de nefasto el acuerdo, que creen que es consecuencia de la diferente sensibilidad que tienen los países respecto al sector: para la Unión Europea no es un producto sensible mientras que para Marruecos se trata de un producto muy sensible.
En definitiva, el aceite andaluz (más del 80% del total nacional) se encuentra en la encrucijada. Si hasta ahora se miraba a Italia como único enemigo, ahora los recelos se dirigen también hacia Marruecos. Y no tanto por el potencial productivo de ambos países, sino en parte debido a las debilidades del sector andaluz, que vende a granel casi el 80% de su producción dejando escapar por tanto el valor añadido, y por la excesiva atomización de los productores, con más de 800 cooperativas vendiendo por su cuenta y apenas cuatro o cinco grandes grupos de distribución que imponen su dominio en los mercados.
Pero, lejos de la autocrítica, los productores se han apresurado a exigir responsabilidades a las autoridades españolas y comunitarias. Tanto la UPA como Asaja ya han pedido una reunión urgente con el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, para que explique la postura del Gobierno español ante un acuerdo que temen pueda ser la puntilla para el sector oleícola.
Según datos del Comité Oleícola Internacional (COI), la producción media de Marruecos en las tres últimas campañas ha sido de 130.000 toneladas, cifra que está creciendo de manera notable como consecuencia de los planes de apoyo a este cultivo puestos en marcha por el Gobierno marroquí. Actualmente, Marruecos exporta en torno a 25.000 toneladas, cifra que se incrementará de manera importante al eliminarse los aranceles. “Este acuerdo agrícola va a provocar un efecto llamada y convertirá a Marruecos en la puerta de entrada a la UE de las producciones de aceite de oliva de los países del Mediterráneo”, sostiene Agustín Rodríguez, secretario general de UPA en Andalucía, que advierte de repercusiones “incalculables” para el sector oleícola andaluz abocado, en su opinión, a “una profunda reconversión con el cierre de miles de explotaciones y la destrucción de miles de empleos”.
La liberalización del mercado marroquí llega en un momento muy crítico, con una caída de los precios en origen hasta situarse en los niveles más bajos de hace una década. El motivo ha sido en buena medida los excedentes de aceite de oliva, tanto los internos como los procedentes de otros países emergentes. A falta de conocer los datos oficiales, ya se sabe que esta campaña habrá una producción récord en las dos principales provincias olivareras, Jaén y Córdoba, con 615.000 y 280.000 toneladas, respectivamente. Una cosecha aceitera que no crece al mismo ritmo que el consumo. De hecho, las ventas de aceite envasado cayeron un 4%, según los datos de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores, Anierac, en parte porque los consumidores se están desviando hacia otras grasas más baratas.
Solo el aumento de las exportaciones permite que el sector mantenga el tipo. Pero esa tendencia se encuentra ahora amenazada por la liberalización del aceite de Marruecos. “Serán las importaciones de Marruecos las que van a condicionar la competitividad, los precios y el futuro de los agricultores andaluces. Porque no vamos a poder competir con los salarios de esclavos de Marruecos y con los incumplimientos permanentes de las fronteras y de la aplicación en materia fitosanitaria y de la seguridad alimentaria”, subraya Agustín Rodríguez. En la misma línea se pronuncian las cooperativas de Faeca, que argumentan que el olivar tiene unos elevados costes de producción ya que requiere mucha mano de obra, y que esta es mucho más barata en Marruecos.
Las organizaciones agrarias temen que con el nuevo pacto agrícola aumenten las inversiones extranjeras en Marruecos. De hecho, ya son muchas las empresas andaluzas que están en el país vecino. Es el caso de Todolivo, con miles de hectáreas de olivar en seto, es decir, con unas producciones superintensivas.
2 comentarios:
Si esto es así, apaga y vámonos.
Ahora me gustaria ver a gran parte de los miembros de SOS sierra de segura....os acordais? me imagino que ya se encargara farruquito de consolar a los SOS...llamense barrigas alimentadas de PP.
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