Reflexión dominical
Este verano se ejecutó la pena de muerte impuesta a nuestro Ayuntamiento de 'toda la vida'. Después de habilitar un 'piso' sobre el nuevo consultorio, destinando para ello más de 40 millones de las antiguas pesetas, pudimos observar como se quedaba ahí: sólo, moribundo,... y con él esa Plaza del Agua que ha perdido con este traslado gran parte de su encanto. Sí, ya no podemos llamarla 'plaza del ayuntamiento', ahora ya sólo es eso, 'un paso hacia la calle en la que se encuentran las oficinas'.
El edificio que ha sido testigo de los grandes hitos de la democracia en Siles ha sido abandonado ' a la mano de Dios'; miren 'pa lo que ha quedao nuestro ayuntamiento'.